jueves, 29 de octubre de 2009

Aquí sigo



Estimadas/os navegantes:

He recibido múltiples reclamos (como uno) sobre esta sequía lectora que se ha traducido en la no producción de entradas para este blog. Los reclamantes han formulado diversas hipótesis: que si perdí la vista, que si ya no tengo alumnos que redacten mis reseñas, que si ya me aburrí de leer... en fin. Puras especulaciones que, por supuesto, carecen de fundamento.

Debo informarles que, por el contrario, los últimos meses han sido para mí de mucha lectura, de esa que bien podemos calificar de “obligatoria”: por fuerza debemos hacerla. He leído una buena cantidad de tesis y, sobre todo, de reportes de experiencia profesional, elaborados por profesores que se graduarán como maestros. Además de los trabajos escolares clásicos: reseñas, ejercicios, autobiografías...

La lectura placentera, es decir, aquella que se hace por gusto y decisión propia, también la he llevado a cabo en grandes cantidades. El último mes me ha dado por comprar cuanto libro me interesa. No, mejor dicho, el último mes he buscado un libro (la biografía de García Márquez, escrita por Gerald Martin) y al no encontrarlo he comprado casi todo lo que me ha interesado. Así, estoy a la mitad de un texto de Álex Grijelmo: El genio del idioma (seguramente sobre éste versará la próxima entrada). Me esperan los dos últimos libros de Volpi: Oscuro bosque oscuro y El insomnio de Bolívar. También la última novela de Laura Restrepo: Demasiados héroes y una de Rosa Beltrán: Alta infidelidad y otra de Marcela Serrano: La llorona; así como varios libros de Óscar de la Borbolla; sólo por mencionar algunos.

Desde luego, le eché el ojo al ensayo que sobre García Márquez y su relación con Fidel Castro publica Enrique Krauze, en el número de octubre de su revista Letras Libres. Qué cosas con don Enrique, siempre tirándole con su pluma cuerno de chivo a los que no son sus amigos, a los que no comulgan con sus ideas. Se coloca como francotirador de todo aquello que él cree izquierdista y se asume como poseedor del intelecto iluminado y verdadero, predicador de la fe burguesa y defensor del espíritu democrático del monólogo sesudo. Sólo Krauze es capaz de ver luz donde los otros se obnubilan por las tinieblas de la razón. Por eso, este hijo adoptivo de Octavio Paz le arrimó el caballo a Carlos Fuentes y, más recientemente, a López Obrador; ahora, a Gabo.

También he practicado la lectura azarosa: que un cuento, que el capítulo de un libro, que un artículo, que un reportaje... en fin; letras que nutren nuestra cotidianidad y nos dan luz sobre los asuntos más diversos de la existencia.

Aquí sigo, lector/a. No te vayas, sígueme alentando para que este hacer continúe.

José Antonio Galván Pastrana
Col. Moderna
29 de octubre de 2009