jueves, 24 de enero de 2008

Ildefonso Falcones, La catedral del mar

El año 2007 lo terminé leyendo esta novela (20 de diciembre) y el 2008 lo inicié de la misma forma (24 de enero). En estos días hubo de todo: alegría por saber que Antonio y Sofía regresaban a casa, le emoción de las bodas de plata, los deseos de año nuevo, la tristeza por el regreso de Sofía a Washington, la celebración por las ocho décadas de vida de mi madre. En fin, todo aquello que forma parte de la vida misma.

No quiero escribir: “¡Qué novela!”, pero me veo obligado a expresarme de esta forma por la impactante historia surgida de la pluma, la investigación, el talento y la imaginación del abogado Falcones.

La catedral del mar se sitúa en Barcelona, del año 1320 a 1384. Casi trece lustros en los que compartimos las alegrías y los pesares de Arnau Estanyol, quien nace siervo de la tierra y que gracias a las circunstancias que marcan la vida de sus padres, Bernat y Francesca, logrará convertirse en ciudadano barcelonés, cataix (cargador), cambista y más tarde en noble.

El relato de la vida de Arnau corre a la par de la construcción de la llamada Catedral de Santa María del Mar. Recinto construido por y para el pueblo de Barcelona, especialmente para aquellos que tienen en el mar su centro de trabajo y de sostenimiento económico.

Innumerables son los personajes que cruzan el camino de Anau. Destacan Bernat y Francesca, sus padres; Llorenç de Bellera, los integrantes de la familia Puig; Joan, su amigo de la infancia y que luego será una especie de hermano para el protagonista; Adelis y Mar, de quienes en distintas etapas de su vida Arnau se enamora; Elionor, gracias a y a pesar de quien Arnau logra convertirse en noble; la familia del judío Hasdai y del esclavo moro Sahat (quien ya libre y convertido al cristianismo será Guillem); y muchos otros que le acompañarán en ese recorrido de 64 años.

Las acciones de los personajes están marcadas por un contexto que va de la guerra contra otros principados a la Inquisición, pasando por la peste, el poder de los ricos, el papel de la mujer, el rol de la Iglesia con sus papas incluidos, la actividad comercial, agrícola y marítima; los nobles, los siervos, los esclavos y los ciudadanos, la host y el Via fora.

Si tienes oportunidad, no dejes de leer esta novela. Es cierto que abundan en ella acontecimientos pocos creíbles (sobre todo muchos de los que realiza Arnau, que se convierte en una especie de supermán medieval), pero también lo es que página a página los hechos se suceden rápidamente, uno tras otro, lo que permite que el lector no pierda el tiempo en descripciones innecesarias.

La tarde del jueves 24 de enero concluí la lectura y de inmediato me di a la tarea de escribir estas líneas.

J. Antonio Galván P.
Tláhuac
24 de enero del 2008

1 comentario:

angeles y luz dijo...

imaginame en mi lugar favorito, con el libro en las manos y los ojos turbios tratando de leer como un niño cruzaba la ciudad llevando una enorme piedra a sus espaladas, leer que su hermano adoptivo sólo podía verlo y que de eso pende su vida...imagina que con ciertos conocimientos sobre la arquitectura moderna puedas entender cómo se construia en esa época... Después de esta obra, leer los pilares de la tierra merece su tiempo...