Del 2 al 13 de marzo del 2008 leí este trabajo periodístico de Alejandro Almazán (ganador en tres ocasiones del Premio Nacional de Periodismo en la modalidad de crónica).
El texto versa sobre un hecho macabro sucedido en una choza situada en el kilómetro 26 de la carretera Playa del Carmen–Cancún, en el estado de Quintana Roo, en diciembre del 2004: Gumaro de Dios Arias asesina a su pareja homosexual, “el Pelón”, y lo convierte en una especie de despensa al ir disponiendo, para comer, los trozos de la carne del occiso.
Un conocido de Gumaro da aviso a las autoridades policíacas y ahí empieza la historia pública y mediática de “el Caníbal”. El cronista Alejandro Almazán recrea el hecho y lo presenta en esta obra, cuyo valor periodístico está más allá del origen truculento que le da vida.
La crónica es reconstruida gracias a la entrevista (en diversas ocasiones) que el reportero realiza con Gumaro (en el penal de Playa del Carmen y en el Centro de Rehabilitación Psicosocial en el estado de Morelos); con Rosa, hermana de Gumaro; y con algunas personas que conocieron a éste antes o después del crimen. Además de la consulta del expediente del inculpado y de la observación que el reportero realiza sobre la persona de “el Caníbal” y los ambientes en los que él vive como preso y como enfermo mental.
Es muy difícil, tanto para el reportero como para el lector, encontrar los asideros de certeza en torno de la personalidad de Gumaro. ¿Qué de todo lo que cuenta sobre su persona es cierto y qué es producto de su fantasía? Hay un Gumaro “normal” como niño y joven que forma parte de una numerosa y humilde familia, y un Gumaro delincuente a partir de su ingreso y salida del ejército mexicano: experiencia que marca y cambia su vida.
En el relato, destaca la voz del periodista que desde la primera línea se asume como tal y que nos lleva de la mano, como lectores, a los momentos más importantes y significativos que permiten formarnos una idea personal de Gumaro de Dios hijo, hermano, drogadicto, violador, asesino, caníbal, enfermo mental, enfermo de sida.
J. Antonio Galván P.
Col. Doctores
17 de marzo del 2008
El texto versa sobre un hecho macabro sucedido en una choza situada en el kilómetro 26 de la carretera Playa del Carmen–Cancún, en el estado de Quintana Roo, en diciembre del 2004: Gumaro de Dios Arias asesina a su pareja homosexual, “el Pelón”, y lo convierte en una especie de despensa al ir disponiendo, para comer, los trozos de la carne del occiso.
Un conocido de Gumaro da aviso a las autoridades policíacas y ahí empieza la historia pública y mediática de “el Caníbal”. El cronista Alejandro Almazán recrea el hecho y lo presenta en esta obra, cuyo valor periodístico está más allá del origen truculento que le da vida.
La crónica es reconstruida gracias a la entrevista (en diversas ocasiones) que el reportero realiza con Gumaro (en el penal de Playa del Carmen y en el Centro de Rehabilitación Psicosocial en el estado de Morelos); con Rosa, hermana de Gumaro; y con algunas personas que conocieron a éste antes o después del crimen. Además de la consulta del expediente del inculpado y de la observación que el reportero realiza sobre la persona de “el Caníbal” y los ambientes en los que él vive como preso y como enfermo mental.
Es muy difícil, tanto para el reportero como para el lector, encontrar los asideros de certeza en torno de la personalidad de Gumaro. ¿Qué de todo lo que cuenta sobre su persona es cierto y qué es producto de su fantasía? Hay un Gumaro “normal” como niño y joven que forma parte de una numerosa y humilde familia, y un Gumaro delincuente a partir de su ingreso y salida del ejército mexicano: experiencia que marca y cambia su vida.
En el relato, destaca la voz del periodista que desde la primera línea se asume como tal y que nos lleva de la mano, como lectores, a los momentos más importantes y significativos que permiten formarnos una idea personal de Gumaro de Dios hijo, hermano, drogadicto, violador, asesino, caníbal, enfermo mental, enfermo de sida.
J. Antonio Galván P.
Col. Doctores
17 de marzo del 2008
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