viernes, 18 de julio de 2008

Antonio Orlando Rodríguez, Chiquita


Premio Alfaguara 2008

Los premios que obtienen ciertas obras se convierten en determinantes para que nosotros, lectores, decidamos recorrer sus páginas e interesarnos por las historias que nos tienen deparadas.

El nombre del autor, en este caso, no me decía nada. Después supe que se trata de un escritor cubano que ha publicado algunas novelas desconocidas totalmente para mí.

La historia de Chiquita es tan singular como el propio personaje. Está contada a tres voces y escrita a dos manos. Primero, el personaje Espiridiona Cenda “Chiquita” le dicta a Cándido Olazábal sus recuerdos; muchos años después, Cándido le sugiere a Antonio Orlando Rodríguez que escriba la versión final de esa biografía. El resultado es una novela, en partes tan cierta como que relata la vida de una persona que realmente existió, en partes inventada por la propia “Chiquita”, su primer amanuense y el autor de la obra.

Espiridiona Cenda nació en Matanzas, Cuba, el 14 de diciembre de 1869, y de bebé a adulta sólo creció 26 pulgadas. No ganó ni perdió una: al morir el 11 de diciembre de 1945, tres días antes de cumplir 76 años, medía exactamente lo mismo.

Chiquita, como novela, nos cuenta la vida de esta diminuta persona, desde las preocupaciones de sus padres al ver que no crecía, su infancia y su adolescencia en la isla caribeña, hasta sus grandes éxitos artísticos en Estados Unidos y Europa.

A pesar de que en su país natal Espiridiona Cenda nunca fue conocida ni reconocida como artista, ella siempre se presentó y defendió su ser como cubana. Su vida coincide con parte de la lucha de ese país para lograr su independencia de España. Por eso la obra entrecruza dos hilos: la historia de “Chiquita” y la de Cuba antes de convertirse en república.

Espiridiona, desde niña, tendrá el don de caerle bien a la gente, por ello su paso por este mundo está lleno de coincidencias con otras muchas personas, la mayoría importantes (sobre todo en el ambiente artístico) que le permitirán descubrir y perfeccionar sus talentos, mismos que la llevarán a ser una gran artista que actuará en los mejores escenarios de su tiempo.

Lectura recomendable que nos permite recrear escenas documentadas por la historia y trozos imaginarios surgidos de la mente de Espiridiona, Cándido y Antonio.

La lectura de este río, a veces apacible a veces desatado, la inicié el domingo 29 de junio, día de San Pedro y San Pablo, en la Ciudad de México; la continué en La Habana, Cuba, del 13 al 17 de julio; y la concluí la calurosa mañana del 18 de julio en la habitación 5404 del hotel Meliá Varadero.

José Antonio Galván Pastrana
Varadero, provincia de Matanzas, Cuba
18 de julio del 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó esta novela, me alegra que a usted le haya gustado también. En mi opinión es uno de los mejores premios Alfaguara desde que empezó este concurso.