miércoles, 3 de diciembre de 2014

Hasta siempre, Vicente.






La noticia llegó como llegan ahora: en alguna aplicación del celular. Sólo dos palabras escritas por Manuel Cerón ​fueron suficientes para que este corazón entristecido lo fuera aún más: Murió Vicente.

Al instante vinieron a mi megapantalla las imágenes reales y literarias que él me regaló a lo largo de los muchos años que lo leí. El inolvidable Fernando Benítez, que nos daba Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas, nos dijo una tarde: "Todos los mexicanos tenemos la obligación de leer El laberinto de la soledad, de Octavio Paz; y, si además de mexicanos queremos dedicarnos al periodismo, debemos leer Los periodistas, de Vicente Leñero".

Así, en 1979 leí ese libro recomendado por don Fernando y luego muchos más: Los albañiles, Redil de ovejas, El evangelio de Lucas Gavilán, El garabato, La gota de agua...

De su trabajo periodístico recuerdo Asesinato, un excelente reportaje sobre la tragedia de la familia Muñoz Izquierdo y una entrevista que Leñero le hizo a María Félix: "Yo soy mi casa". Muy conmovedor resultó para mí, lector principiante, su obra de teatro El martirio de Morelos.

Hoy Vicente se ha ido, justo en este año infausto en que muchos de nuestros escritores-referentes también lo han hecho. ¿Será que ante tanta injusticia, violencia, maldad e impunidad que Dios ve en la Tierra ha preferido llevárselos para que le cuenten historias imaginarias?

Vicente, no descanses en paz, mejor sigue vivo y alegre en cada una de las líneas que nos regalaste desde hace tanto tiempo y que ahora nos disponemos a releer.

Publicado en FB
3 de diciembre de 2014Hoy Vicente se ha ido, justo en este año infausto en que muchos de nuestros escritores-referentes también lo han hecho. ¿Será que ante tanta injusticia, violencia, maldad e impunidad que Dios ve en la Tierra ha preferido llevárselos para que le cuenten historias imaginarias?



 

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