martes, 30 de mayo de 2017

Cien años de soledad, cinco décadas

 




La tarde-noche del martes 30 de mayo de 1967, en los talleres de la Editorial Sudamericana en Buenos Aires, Argentina, se terminó la impresión de los primeros ocho mil ejemplares de la más sorprendente novela de Gabriel García Márquez: Cien años de soledad.

Esos ejemplares fueron puestos a la venta el lunes 5 de junio de ese año y en tan solo dos semanas el tiraje se había agotado. Así es que la editorial debió imprimir con la mayor rapidez otros diez mil ejemplares, al tiempo que otras empresas editoras buscaban afanosamente conseguir los derechos para traducir la obra a cuantos idiomas fuera posible.

Cinco décadas después son muchas las conclusiones a las que se puede llegar sobre esta peculiar historia, aquí sólo anotamos algunas:

·     Al autor, un desconocido hasta entonces a pesar de tener publicados algunos cuentos y tres novelas, la fama le llegó de repente. Y cada día fue en aumento hasta la tarde del Jueves Santo de 2014 (17 de abril) en que la muerte lo atrapó para convertirlo en leyenda.

·     Cien años de soledad es una de las novelas más emblemáticas de América Latina, para empezar: escrita por un colombiano, encerrado a piedra y lodo mientras la escribía en su casa de la Ciudad de México y editada por primera vez en Argentina.

·     Del contenido de sus 351 páginas se han escrito miles de críticas (favorables y desfavorables), miles de ensayos y de artículos, cientos de tesis de licenciatura, maestría y doctorado (dentro de estas últimas destaca la del escritor peruano Mario Vargas Llosa: García Márquez: historia de un deicidio, que data de 1971).

·     Las interpretaciones son múltiples, no sólo en función de la disciplina literaria. Hay estudios psicológicos, antropológicos, sociológicos, lingüísticos, biográficos…

·     Macondo, el lugar en el que se lleva a cabo la acción de la novela se convirtió en un espacio mítico, sobre el que también se han escrito las diversos supuestos. Para muchos es la descripción de Aracataca, el pueblo colombiano en el García Márquez pasó los primeros años de su vida en casa de sus abuelos maternos; para otros es la metáfora que encierra a todos los pueblos de Latinoamérica; para los demás, un lugar imaginario creado por la mente del autor.

·     La otra maravilla son sus personajes y las relaciones entre éstos, desde que la dinastía es fundada por los primos y esposos José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán; sus hijos José Arcadio, Aureliano (el coronel) y Amaranta; luego, la combinación de nombres de los hijos de José Arcadio y Aureliano, por ejemplo, los 17 Aurelianos, Arcadio, José Arcadio II… en fin. Las mujeres que aparecen también se vuelven entrañables: Rebeca Montiel, Remedios Mascote, Santa Sofía de la Piedad, Remedios la Bella, Petra Cotes, Fernanda de Carpio, Amaranta Úrsula. No podemos dejar de mencionar a otros dos personajes señeros: Melquiades y Mauricio Babilonia.

·     De Cien años de soledad abundan anécdotas, los testigos dicen que algunas son ciertas y otras producto de la imaginación del propio García Márquez o de sus amigos. El 9 enero de 2012 (Reforma), unos meses antes de su muerte, Carlos Fuentes escribía: “Cien años de felicidad. Yo me fui a vivir una larga temporada a París y Gabo se encerró a escribir Cien años de soledad. Mercedes cerró las puertas de la casa, cortó las líneas de teléfono y abasteció el refrigerador. Un año más tarde, me llegaron las primeras cincuenta páginas de Cien años de soledad. Las leí con emoción, asombro y sobre todo gratitud por tener un amigo de tan inmenso talento y de tan inmensa generosidad. Porque esta era una novela generosa. En muchos sentidos. No sólo daba y se daba. No sólo poseía ese don de reconocimiento —la anagnórisis que da título a un hermoso libro de Tomás Segovia, gran poeta de nuestra generación—. No sólo reunía en un haz las grandes tradiciones de la literatura hispanoamericana —mito de fundación, épica de destrucción, historia de recreación— sino que, magistral, generosamente, demostraba la compatibilidad de los géneros en una época de sequía literaria determinada por la dictadura del nouveau roman francés, empeñado en convertir la literatura en desierto”. Como ésta, podemos reproducir muchas otras.

Hoy, 30 de mayo de 2017, muchos diarios de América Latina hicieron la efeméride de estos primeros 50 años de vida de Cien años de soledad. Con seguridad el ejercicio se repetirá en los diarios digitales el lunes 30 de mayo de 2067 cuando los lectores de entonces sigan siendo cautivados por las mágicas 28 palabras del inicio: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

La lectura nos hace libres y felices.

José Antonio Galván Pastrana
Colonia Moderna, CDMX
30 de mayo de 2017

 

 

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